Media loca.
Bastante feliz.
A veces medio emo.
Soñadora como ninguna.
Increíble persona. Y no es hace mucho que nos conocemos, pero basta una sonrisa sincera y una palabra con muchas W's para saber que tiene más de una razón para estar feliz.
Por tus hipopótamos morados
Por tus locuras de sueños.
Te adoro.
27.9.08
Monotonía.
Estudias.
Y sigues estudiando.
No dejas de hacerlo, por que tienes qué.
¿Qué ganas? Dinero.
¿Qué pierdes? Esencia.
Piensa un poco, y sigue adelante.
Y sigues estudiando.
No dejas de hacerlo, por que tienes qué.
¿Qué ganas? Dinero.
¿Qué pierdes? Esencia.
Piensa un poco, y sigue adelante.
26.9.08
Memorias del ayer.
El corazón latía con una velocidad poco usual. El tiempo y las canciones se hacían mas largas, y una simple frase empezaría todo. No era el sitio más casual del planeta. Ni tampoco el menos conocido para los dos. El poder estar ahí significaba recordar viejos tiempos y darse cuenta que el tiempo pasa más rápido de lo que en verdad creemos.
Una visita inesperada, cambiaba su rostro, y la incomodidad parecía que naciera con tan solo poder decirle, con frases muy vacías y sin muchos ánimos, que se sentara. No pasó mucho tiempo para que se diera cuenta que no encajaba. Y se fue.
De la vida. Era algo que hacía ya bastante tiempo veníamos conversando, pero con el paso de los minutos terminamos hablando de todo lo que paresca interesante. La fludiez y la confianza no fueron la excepción esa tarde. Y el poder sentirse agusto y dejar que todo fluya, era cuestión de prestar un poco de atención y ver que en verdad era bastante buena la conversación.
Y con tantas cosas de qué hablar, el tiempo transcurría, y los minutos pasaban, como los momentos vividos lo hicieron alguna vez. Pero fue ahí, en ese preciso momento, en donde el hablar de lo que la circunstancia proponga, en donde pasó algo no agradable. La búsqueda comenzó inmediata y la verdad era muy difícil poder encontrar algo tan pequeño físicamente, pero tan grande en cuanto a sentido connotativo.
Un recorrido similar a la ida de ella, hizo que el humo de la nostalgia y la verdad fueran compañeros de aquella tarde. De aquellos dos. Y sin tener suerte alguna, áquella estrella verde nunca apareció.
Regresando al lugar. Una de ocho apareció, y aunque no pudo reemplazar a la anterior, trató de llenar un pequeño vació que las circunstancias de la vida habían hecho desaparecer. Pero el trayecto pasó, y la tarde se oscureció. Se convirtió en una especie de noche de aquellas veces.
La cercanía parecía ser normal, y el mirar bastante único y poco convensional. No era algo tan común en ese momento, pero sí en el lugar en donde comenzó todo. Pero no pasó nada. Aunque quién sabe si debía de pasar. Un hilo verde llenó la esperanza y dio un poco de alegría.
El camino tenía que terminar y la despedida fue inminente. No había más de que hablar. Mentira. Había, pero el tiempo es una especie de suicida fugaz, que se mata tan rápido que no somos capaces de percibir todo lo que sucede en ese instante.
Simplemente pasó. Pero el tiempo que duró fue más que suficiente. Tal vez se vuelva a dar. Tal vez no. Ojalá. Nadie sabe lo que pasa. Nadie sabe lo que llega a dar el mundo en un instante.
Una visita inesperada, cambiaba su rostro, y la incomodidad parecía que naciera con tan solo poder decirle, con frases muy vacías y sin muchos ánimos, que se sentara. No pasó mucho tiempo para que se diera cuenta que no encajaba. Y se fue.
De la vida. Era algo que hacía ya bastante tiempo veníamos conversando, pero con el paso de los minutos terminamos hablando de todo lo que paresca interesante. La fludiez y la confianza no fueron la excepción esa tarde. Y el poder sentirse agusto y dejar que todo fluya, era cuestión de prestar un poco de atención y ver que en verdad era bastante buena la conversación.
Y con tantas cosas de qué hablar, el tiempo transcurría, y los minutos pasaban, como los momentos vividos lo hicieron alguna vez. Pero fue ahí, en ese preciso momento, en donde el hablar de lo que la circunstancia proponga, en donde pasó algo no agradable. La búsqueda comenzó inmediata y la verdad era muy difícil poder encontrar algo tan pequeño físicamente, pero tan grande en cuanto a sentido connotativo.
Un recorrido similar a la ida de ella, hizo que el humo de la nostalgia y la verdad fueran compañeros de aquella tarde. De aquellos dos. Y sin tener suerte alguna, áquella estrella verde nunca apareció.
Regresando al lugar. Una de ocho apareció, y aunque no pudo reemplazar a la anterior, trató de llenar un pequeño vació que las circunstancias de la vida habían hecho desaparecer. Pero el trayecto pasó, y la tarde se oscureció. Se convirtió en una especie de noche de aquellas veces.
La cercanía parecía ser normal, y el mirar bastante único y poco convensional. No era algo tan común en ese momento, pero sí en el lugar en donde comenzó todo. Pero no pasó nada. Aunque quién sabe si debía de pasar. Un hilo verde llenó la esperanza y dio un poco de alegría.
El camino tenía que terminar y la despedida fue inminente. No había más de que hablar. Mentira. Había, pero el tiempo es una especie de suicida fugaz, que se mata tan rápido que no somos capaces de percibir todo lo que sucede en ese instante.
Simplemente pasó. Pero el tiempo que duró fue más que suficiente. Tal vez se vuelva a dar. Tal vez no. Ojalá. Nadie sabe lo que pasa. Nadie sabe lo que llega a dar el mundo en un instante.
25.9.08
Excelente momento.
Siempre es bueno poder conversar de esas cosas que parecen tan simples, tan monótonas en nuetras vidas y que la sociedad nos las impone. Porque claro, "así tiene que ser". Parece mentira, pero siempre que hablamos es íncreible la capacidad que se tiene para poder cambiar de temas como si fueran parte de nuestras vidas.
Ir aprendiendo de todo lo que nos ha pasado, y dándonos cuenta que las cosas suceden por alguna extraña, o mejor dicho una muy buena razón. Algo así como poder descubrir, o más bien saber que el hecho de que algo no haya salido tal y cual nosotros queríamos que salga, nos cague el mundo y se venga abajo.
Hacer lo que te gusta es lo primordial. No. Primordial no, útopico. Tal vez algo que no siempre puede suceder. Creo que hoy me enseñaste más de lo que he podido tratar de entender el para qué de la monótona vida.
Sé que hay algo más. Algo por que vivir, por que reír. Para disfrutar.
Se repetirá Puchini.
Ir aprendiendo de todo lo que nos ha pasado, y dándonos cuenta que las cosas suceden por alguna extraña, o mejor dicho una muy buena razón. Algo así como poder descubrir, o más bien saber que el hecho de que algo no haya salido tal y cual nosotros queríamos que salga, nos cague el mundo y se venga abajo.
Hacer lo que te gusta es lo primordial. No. Primordial no, útopico. Tal vez algo que no siempre puede suceder. Creo que hoy me enseñaste más de lo que he podido tratar de entender el para qué de la monótona vida.
Sé que hay algo más. Algo por que vivir, por que reír. Para disfrutar.
Se repetirá Puchini.
23.9.08
Chispas.
Ansias, emoción y más sentimientos para un sólo día.
Un sólo fin de semana, pero nada ordinario.
Caminaba, como quien dice, webeando.
Un sólo fin de semana, pero nada ordinario.
Caminaba, como quien dice, webeando.
Y bastó un llamado "hi5" para darme cuenta
de que hay personas a las que les puedes importar.
Un pedazo de papel, con un poco de tinta,
suficiente para cambiar un gesto, en sonrisa.
Chispas y Permanecer.
de que hay personas a las que les puedes importar.
Un pedazo de papel, con un poco de tinta,
suficiente para cambiar un gesto, en sonrisa.
Chispas y Permanecer.
20.9.08
Complementos.
Y es que a veces puedo decir mucho más en mi silencio,
que con todas las palabras que puedan existir.
Falta mucho por recorrer,
pero el camino se hace más divertido
cuando estamos juntos por ahí.
El Gracias fue sincero, y tus palabras
sé que también.
Nos volveremos a encontrar para poder ver
esa inmensa luz en la oscuridad.
Ahora es mucho mejor
y lo que viene lo será también.
Porque mejor compañía no hay,
ya no hay soledad.
Sólo una razón más para sonreír.
que con todas las palabras que puedan existir.
Falta mucho por recorrer,
pero el camino se hace más divertido
cuando estamos juntos por ahí.
El Gracias fue sincero, y tus palabras
sé que también.
Nos volveremos a encontrar para poder ver
esa inmensa luz en la oscuridad.
Ahora es mucho mejor
y lo que viene lo será también.
Porque mejor compañía no hay,
ya no hay soledad.
Sólo una razón más para sonreír.
18.9.08
Risa de loco.
Es algo así como que lo sientes de golpe y te llena. De la nada tratas de gritar y de hacer tantas cosas que tu vida no te deja. Es más que paja, por que es algo que te hace reír. Es sólo cuestión de sonreír y ver la vida tal como es. Sonríendo termina esta pensamiento.
9.9.08
Internamente conflictuado.
Donde brille tu luz, habrá una sonrisa.
Pero esa sonrisa, me la borraste hace mucho.
Y creo que no pude volverla hacer nacer en ti. Sólo en ti.
Hace mucho que se que ya no hay nada más.
Nada más quedó.
Vacío.
O eso creí.
Pero quedó un pequeño pedazo de sentimiento.
Aunque sé que no sucederá otra vez.
Fue y es lo que sentía.
Conflictos internos, pasaron.
La vida sigue, y seguirá.
Pero ese sentimiento por ti, se quedará.
Pero esa sonrisa, me la borraste hace mucho.
Y creo que no pude volverla hacer nacer en ti. Sólo en ti.
Hace mucho que se que ya no hay nada más.
Nada más quedó.
Vacío.
O eso creí.
Pero quedó un pequeño pedazo de sentimiento.
Aunque sé que no sucederá otra vez.
Fue y es lo que sentía.
Conflictos internos, pasaron.
La vida sigue, y seguirá.
Pero ese sentimiento por ti, se quedará.
8.9.08
Hermanos es poco.
Como aquella banda que sonaba en el Parque Arauco, burlandonos de esos viejos que sentían la música como si fuera su propia alma.
Como aquel día, subiendo por el acensor, comiendo el helado de miles de colores. Como Cuando eramos niños y simplemente jugabamos a lo que sea en tus escaleras. Como todas esas veces en la que una carcajada rompía el silencio de nuestra mónotona vida.
Más que decirte cursilerías o estúpideces, no olvides que la distancia marca sólo el territorio que existe entre los dos y que cada vez que regreses habrá alguien acá, esperándote con los brazos abiertos.
7.9.08
Siete.
Todo comenzó una tarde aburrida y monótona. Que hizo conocer a un grupo de gente única y completa.
Comenzó, cuando le pregunté a ese chico intelectual, y relajado si era de 5to.
Conocí a una chica con la que el cigarro era el común entre los dos, en aquella vez.
A un pata que el futbol y su humildad eran algo normal en él.
A otra chica que hacía unos kekes increibles y se volvía hiperactiva con la Coca-cola.
A un pata que daba todo por los que quería y por su remo.
A un chica que miraba al mundo con ojos de riqueza.
A otro pata que juraba que se asaba todo el día y sus palabras eran concisas y directas.
A una chica, que con su silencio decía más que con mil palabras.
A un pata que sin pensarlo dos veces, te mordía y jugaba con unos pokemones.
A una chica que detestaba el olor al cigarro y le gustaba vivir la vida.
A un pata que hacía reír, hasta con su tamaño.
A una amiga que daba tanto por nosotros y que metía canastas.
A un pata que su personalidad y su excentricidad lo llenaban.
A una chica que te hacía reír y sentir feliz con sólo saludarte.
Y el menor de todos. Él que les escribe.
Comenzó, cuando le pregunté a ese chico intelectual, y relajado si era de 5to.
Conocí a una chica con la que el cigarro era el común entre los dos, en aquella vez.
A un pata que el futbol y su humildad eran algo normal en él.
A otra chica que hacía unos kekes increibles y se volvía hiperactiva con la Coca-cola.
A un pata que daba todo por los que quería y por su remo.
A un chica que miraba al mundo con ojos de riqueza.
A otro pata que juraba que se asaba todo el día y sus palabras eran concisas y directas.
A una chica, que con su silencio decía más que con mil palabras.
A un pata que sin pensarlo dos veces, te mordía y jugaba con unos pokemones.
A una chica que detestaba el olor al cigarro y le gustaba vivir la vida.
A un pata que hacía reír, hasta con su tamaño.
A una amiga que daba tanto por nosotros y que metía canastas.
A un pata que su personalidad y su excentricidad lo llenaban.
A una chica que te hacía reír y sentir feliz con sólo saludarte.
Y el menor de todos. Él que les escribe.
Al lado del camino.
Por cada vez que el pensamiento y la sensación invade a mi razón. Si alguna vez me cruzas por la calle regálame tu beso y no te aflijas.
Si ves que estoy pensando en otra cosa no es nada malo, es que pasó una brisa; la brisa de la muerte enamoradaque ronda como un ángel asesino, mas no te asustes, siempre se me pasa es solo la intuición de mi destino.
Si ves que estoy pensando en otra cosa no es nada malo, es que pasó una brisa; la brisa de la muerte enamoradaque ronda como un ángel asesino, mas no te asustes, siempre se me pasa es solo la intuición de mi destino.
Un último adiós.
Él cumplía 44. Otro día más de verano. Otro cumpleaños en el que sus recuerdos repetitivos eran escuchados por su hijo, por mí. Parecía estar todo bien. No había mucho que hacer en la tierra de sus padres, en la de sus abuelos y en la de otros.
Amanecía antes de las siete, y el sol cegaba sus ojos como cuando uno nace. El día pasaba como cualquier otro, no había nada de extraño. Nada, hasta al medio día. Me contó que al estar en la cocina, y no haber nadie ahí, sentía el respirar frecuente de aquella señora. El susto que le ocasionó, le causo la sensación de que algo no estaría bien.
Como no había mucho que hacer, decidí ir a la casa de la niña de ojos dormidos. A distrairme un poco. Pero antes de salir, entré al cuarto de la señora. Estaba ahí, sentada sobre su cama, como si todo estuviese bien, aunque pensativa en su mirada. Me senté a su costado, y la abracé. Sus palabras fueron claras y concisas, pero al ser tan frecuentes, no fueron del todo procesadas. Un te quiero y un sentimiento de orgullo, fue lo que me dijo no olvidara. Pero sonó como si estuviera despidiéndose, como si no regresara, como si no me volviera a ver sonreír.
En medio de la tecnología, y del aburrimiento. Vi el reloj de la pared, y las 5 y algo más eran testigos de el sentimiento que sentía, de un presentimiento totalmente seguro. Sonó. Y volvió a sonar, aquel teléfono, por el cual la señora había hablado tantas veces en la casa de su nieta de ojos dormidos.
Lágrimas y palabras. Sollozos y frases. Fueron las únicas cosas que pude escuchar. Una voz totalmente entrecortada, triste y nerviosa. Sabía que algo andaba mal. Algo que no era común en aquel verano. No me podía concentrar. No prestaba atención. No me importaba nada.
Llegó un tío. Y me llevó a un costado. Estaba seguro de que mi presentimiento se hacía realidad. Sus palabras fueron claras. Fueron tan fuertes que los ojos rebentaron en llanto. Poca claridad, y mucha adrenalida. La mezcla mas rara de tantos sentimientos, que jamás sentí. Que nunca he vuelto a sentir. Impotencia. Tristeza. Pena. Desolación. Todo en menos de un segundo. Tan rápido, que no pude ni darme cuenta que estaba totalmente abatido por una noticia poco convencional.
Salí de la casa, en donde las paredes, por defecto de la noticia habían sido afectadas hasta el útlimo rincón.
Llegué al hogar de la señora. Subí las escalareas corriendo lo más rapído que pude. El piso estaba mojado y había gente en el pasadizo. Todos me miraban con condolencia y con ganas de abrazarme. Sólo atiné a ver a un señor, y todo mi odio se fue contra él. No le dije nada. Pero mi mirada fue concreta y suficiente, para hacerle entender que no quería hablar con nadie.
Entré a su habitación, la misma en la que se despidió. Y la vi tendida sobre su cama. Parecía estar durmiendo. Parecía sonreír. Pero yo no podía mentirme y me eché a su costado. Las lágrimas, que no había cesado desde la noticia, fueron testigo de la pena. De la soledad. De la impotencia. De su amor.
No recuerdo bien que sucedió después. Pero todo siguió su curso. Todo fue como debió ser. Y si bien ya no está acá, su recuerdo permanece perenne en cada momento de la vida. Pero ella valía más que la propia alegría.
Todo sucedió un miercoles 14 de enero. Sucedió. Y sigue haciéndolo en cada recuerdo.
Amanecía antes de las siete, y el sol cegaba sus ojos como cuando uno nace. El día pasaba como cualquier otro, no había nada de extraño. Nada, hasta al medio día. Me contó que al estar en la cocina, y no haber nadie ahí, sentía el respirar frecuente de aquella señora. El susto que le ocasionó, le causo la sensación de que algo no estaría bien.
Como no había mucho que hacer, decidí ir a la casa de la niña de ojos dormidos. A distrairme un poco. Pero antes de salir, entré al cuarto de la señora. Estaba ahí, sentada sobre su cama, como si todo estuviese bien, aunque pensativa en su mirada. Me senté a su costado, y la abracé. Sus palabras fueron claras y concisas, pero al ser tan frecuentes, no fueron del todo procesadas. Un te quiero y un sentimiento de orgullo, fue lo que me dijo no olvidara. Pero sonó como si estuviera despidiéndose, como si no regresara, como si no me volviera a ver sonreír.
En medio de la tecnología, y del aburrimiento. Vi el reloj de la pared, y las 5 y algo más eran testigos de el sentimiento que sentía, de un presentimiento totalmente seguro. Sonó. Y volvió a sonar, aquel teléfono, por el cual la señora había hablado tantas veces en la casa de su nieta de ojos dormidos.
Lágrimas y palabras. Sollozos y frases. Fueron las únicas cosas que pude escuchar. Una voz totalmente entrecortada, triste y nerviosa. Sabía que algo andaba mal. Algo que no era común en aquel verano. No me podía concentrar. No prestaba atención. No me importaba nada.
Llegó un tío. Y me llevó a un costado. Estaba seguro de que mi presentimiento se hacía realidad. Sus palabras fueron claras. Fueron tan fuertes que los ojos rebentaron en llanto. Poca claridad, y mucha adrenalida. La mezcla mas rara de tantos sentimientos, que jamás sentí. Que nunca he vuelto a sentir. Impotencia. Tristeza. Pena. Desolación. Todo en menos de un segundo. Tan rápido, que no pude ni darme cuenta que estaba totalmente abatido por una noticia poco convencional.
Salí de la casa, en donde las paredes, por defecto de la noticia habían sido afectadas hasta el útlimo rincón.
Llegué al hogar de la señora. Subí las escalareas corriendo lo más rapído que pude. El piso estaba mojado y había gente en el pasadizo. Todos me miraban con condolencia y con ganas de abrazarme. Sólo atiné a ver a un señor, y todo mi odio se fue contra él. No le dije nada. Pero mi mirada fue concreta y suficiente, para hacerle entender que no quería hablar con nadie.
Entré a su habitación, la misma en la que se despidió. Y la vi tendida sobre su cama. Parecía estar durmiendo. Parecía sonreír. Pero yo no podía mentirme y me eché a su costado. Las lágrimas, que no había cesado desde la noticia, fueron testigo de la pena. De la soledad. De la impotencia. De su amor.
No recuerdo bien que sucedió después. Pero todo siguió su curso. Todo fue como debió ser. Y si bien ya no está acá, su recuerdo permanece perenne en cada momento de la vida. Pero ella valía más que la propia alegría.
Todo sucedió un miercoles 14 de enero. Sucedió. Y sigue haciéndolo en cada recuerdo.
6.9.08
Bo.
Hay tantas cosas por escribir para ti, que la verdad no alcanzarán palabras. Persona muy confiable. No se podría dudar ni un segundo en decirte la verdad más cruel, o la idiotez más espontánea. Contarte la cojudez más tonta del día, o la ironía que me hizo reír más de una vez. Tan sólo decirte el sarcasmo mas inoportuno para hacerte sonreír.Cada gesto dado sin tener que esperar algo a cambio. Cada abrazo y cada sonrisa sincera, honesta y que cambia el día como si fuese el mejor. Aquel abrazo, que nos unió. Después de haber estado mirando al vacío y sin poder pensar en que hacer en esa tarde. Pero basto el abrazo, sincero que llenó cada agujero en nosotros. Por cada espontáneo abrazo. Cada mirada de complicidad. Cada carta llena de sentimientos.
Eres lo que eres, por que quiero que lo seas. Por ser mi mejor amiga, vales eso y más. No cabe dentro de la realidad de un ser humano, lleno de sentimiento que están a punto de salir a flote. A punto de explotar. No cabe nuestra amistad. Por que es más fuerte que el nudo que nos deja aquel suspenso en la garganta.
Desde Alemania, hasta Totos. Tan lejos puede llegar la confianza, la alegría y hasta la tristeza. Pero al fin y al cabo sólo se forma aquella gran amistad. Desde el 7 hasta el 9 y el 10. Hasta que se acabe nuestra realidad, lo serás.
Es el cariño que te tengo, lo que me hace escribir. Tú, mi mejor amiga. Hoy y siempre. Te amo, Bochi.
No es sólo un número.
Parece que fue ayer cuando comenzó. Aquél movimiento que movió todo lo que pudo, y hasta el cielo enloqueció. Bastó saber que era momento. Así que lo demás estaba listo para suceder. Simplemente se dio. Y comenzó. No era la primera ves que aquel número servía para aquel día. Y sabía que tampoco el último. Pero sucedió, simplemente pasó.
Mucho tiempo después, pude ver que aquella secuencia, aquel día, no era solo por coincidencia. Era más que un número. Más que sólo una fecha. Era lo que siempre quise que fuera. Soñé. Pero al verme dentro de esta cruda y negada realidad dejé de relacionar y darme cuenta que no es sólo un número. Es algo mucho más.
Mucho tiempo después, pude ver que aquella secuencia, aquel día, no era solo por coincidencia. Era más que un número. Más que sólo una fecha. Era lo que siempre quise que fuera. Soñé. Pero al verme dentro de esta cruda y negada realidad dejé de relacionar y darme cuenta que no es sólo un número. Es algo mucho más.
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