12.7.11

El humo envuelve los secretos de la lluvia

El tabaco había decidido abandonar los pulmones del cuerpo, mas no del alma. Sigue recorriendo los alvéolos más íntimos y secretos. Poco a poco va despertando nuevas sensaciones. Incluso, se va acercando a un órgano bastante solitario; ese que sólo sangra y no deja de quejarse a gritos rasgando sus paredes. Ha sufrido una montaña rusa de emociones, como un badén en media carretera al sur andino; el estómago ocupaba su lugar y no sabía donde se había ido.

Tan rápido y tan ocurrente que parece ser irreal. Pero uno no decide cuándo, dónde ni mucho menos con quién; simplemente se da y sólo puedes dejar que fluya. Sigue rugiendo contra sus paredes, sus gritos se ahogan con una sonrisa gigante. A veces existen cosas que no necesitan explicación y pueden ser más válidas que toda una tesis existencial. La felicidad es un estado, no una emoción. Es una forma de vida que perdura, y se refuerza más si tienes alguien a quién sonreír.