Es el momento preciso para darte cuenta de que la vida no se mide en regalos, cenas o materialismos, sino simplemente en los pequeños detalles que llenan de amor y de alegría todas las casas y sobre todo a todas las personas queridas. Porque es preciso recordar qué celebramos y comprender la magnitud de su influencia en nuestras vidas, en mi vida.
Feliz día, Jesús.