Caminar por el mismo sendero todos los días parece ser bastante rutinario. En realidad, lo es. Pero hoy sentí algo diferente. Creo que fue más por la salida del sol y una buena canción en mis oídos que toda mi perspectiva cambió. La depresión se hizo a un lado, un poco lejos de la realidad y las ideas empezaron a esclarecerse.
Pueden haber sido dos meses increíblemente alucinantes, lleno de experiencias, pero sobre todo de sensaciones. Sigue su rumbo de acuerdo a lo que debe ser; ahora sí más tranquilo.
Sigo sintiendo los rayos de sol y el viento sólo puede decir una palabra: alpha.
Una llamada pone de pies todo el status quo actual, ese régimen dictatorial y poco comprensivo empieza a relucir. La mierda poco a poco sigue llegando para explotar.
Uno,
dos,
tres.
Se acerca, pero sobre todo aleja.