La luna empieza a iluminar las oscuras calles
recorridas por el humo andante de un cigarrillo.
Mi cabeza proyecta las mismas imágenes
en donde tú siempre eres la protagonista precisa.
Viejas fotografías y recuerdos frescos forman parte
del vacío oscuro que habita en la esquina de áquel rincón.
Rincón que por extraña razón, ilumina
los sueños y los viajes que existen en mi mente.
No. No. Y por tercera vez: No.
Afirmarlo o aceptarlo para engendrar nuevas complicaciones.
Es parte de un proceso que llena la vida,
que llena el corazón de Adán y
envuelve la hermosura de Eva.
Se van creando huellas y al mismo tiempo gritos.
La sala se va llenando y el cuarto explota.
El rincón se destruyó
pero lo único que sobrevivió: tu recuerdo.
Palabras precisas. Miradas distraídas.
Harán sitio para el amor.
Para el odio y la alegría.
Para fumar la vida y decir, eres mi vida.
