2.8.10

You're My Idol.

El público enmudece. Sólo existe una persona al frente y un par de reflectores.
En la tercera fila, se cierran los ojos y sólo se empieza a escuchar:

"You were my strength when I was weak
You were my voice when I couldn't speak
You were my eyes when I couldn't see
You saw the best there was in me
Lifted me up when I couldn't reach
You gave me faith 'coz you believed
I'm everything I am
Because you loved me "

No se necesitaron más palabras, porque a veces la música habla por sí sola y genera un mundo alterno en el que todas las sensaciones se entreveran y se pierden dentro de sí mismas. El sentimiento empieza a aparecer como lo hace el humo del tabaco y se va esparciendo por todo el aire hasta llegar a lo más básico del ser y ahí es cuando la magia empieza.

Nadie habla y algunos lloran.
Todos aplauden y una sonríe.

La tercera fila siente que acaba de presenciar un hecho histórico. Un hecho de aquéllos que se te quedan grabados como un tatuaje en la piel; de por vida.
Y sólo atinas a escuchar un "Let it Be" y tus oídos quedan complacidos hasta tal clímax que no es necesario escuchar algo más. I measure my life in love.