No encuentro las palabras precisas para comenzar. Tampoco las he buscado lo suficiente como para poder decir que me he esforzado. No es mediocridad, ni pereza. Simplemente es falta de concentración, y es que en serio hay algo que me sigue dando vueltas en la cabeza.
Respira.
Grita.
Ya. Terminó. Sigamos el camino que decidí tomar, váyamos juntos. Acuérdate, sí es una promesa, es para toda la vida. Y si es para toda la vida, es sincera. Y en cuanto a tí, no te preocupes, se me pasará. Si no lo hace, me lo sacaré de la cabeza. Como la lucidez de un viernes nocturno en medio de calles incaicas. Pero como el brillo preciso e inusual de las luces de la Av. Universitaria.
Sigue caminando, ya casi estamos llegando.